¿Qué es la mononucleosis?

mononucleosis

La mononucleosis, o mononucleosis infecciosa (también llamada la infección del beso o la enfermedad de la cachetada), es una enfermedad infecciosa originada por el virus del Epstein-Barr el cual es parte de la familia de los virus del herpes.

La mononucleosis infecciosa se caracteriza por manifestarse mayormente entre jóvenes en un rango de edad de 14-17 y adultos.

La razón de que afecte a personas de esta edad es muy sencilla, y probablemente todos la tuvimos alguna vez y no nos dimos cuenta o ignorábamos qué era.

Se trata de una enfermedad infecciosa que se transmite por medio de secreciones orales (saliva), por esta razón no suele presentarse entre niños o señores mayores.

Principalmente se transmite a través de los besos, pero también puede producirse por entrar en contacto muy cercano (aparte de besos) con alguna persona que tenga tos, alergias, gripe, etc. Es decir, podrías contraer mononucleosis por compartir algún utensilio de cocina con alguien que se encuentre enfermo o ejemplos del estilo.

Nuestra boca en sí, es como una cueva que almacena un montón de bacterias y gérmenes.

Si alguna vez te has preguntado por qué luego de besar a alguna persona te has sentido mal, probablemente la mononucleosis haya sido la razón, pero el chiste de esto y lo que hace que la atención a la persona que te pudo contagiar se disperse un poco, es que los síntomas se manifiestan luego de aproximadamente 10 o 15 días.

Si estás pensando justamente en una persona mientras lees este artículo, probablemente sea esa la razón de tu malestar.

Sin embargo, no tienes que preocuparte demasiado. Un gran porcentaje de la población mundial ha contraído esta infección, y por supuesto, no es un mal de morirse. 

Cuando te comiences a sentir mal, sufrirás de un malestar general de entre 7 a 14 días.

Síntomas de la mononucleosis.

Retomando lo dicho, el malestar no se manifiesta inmediatamente, pero cuando te comiences a sentir mal es muy probable que empieces con fiebre, y no en temperaturas relativamente normales, sino generalmente alta; debilidad muscular acompañada de pereza y malestar general, faringoamigdalitis (faringe y amígdalas inflamadas para los que no entendemos trabalenguas), hepatitis, edema de párpados, anemia, neumonía, ictericia y orquitis.

Por supuesto, todo esto se puede prevenir, y no hace falta demasiado cuidado para que nada de esto se pueda contraer a través de la mononucleosis.

Los síntomas más graves de esta infección no suelen manifestarse con regularidad, pero sí que es posible que se puedan presentar.

Para no arriesgarse, es muy importante tener una buena higiene, y por supuesto, tener cuidado al hacer elección de alguna pareja, compañero, etc. Probablemente si nos involucramos con personas de poca higiene, nosotros también salgamos contagiados a causa de esto.

También hay circunstancias que no podemos evitar, como las enfermedades de las otras personas, pero en ese caso lo único que tenemos que hacer es guardar distancia y prestar atención a lo que comemos y con qué lo comemos.

Es muy importante lavarse las manos con frecuencia.

Esto muchas personas lo ignoran a pesar de que saben que sus manos han estado en varios lados en el transcurso del día, y probablemente la mayoría no se moleste en lavárselas al comer una pizza o cualquier otra cosa que se coma sin necesidad de emplear los cubiertos. 

De este modo, es muy fácil que nos lleguemos a contagiar con mononucleosis.

Es importante destacar de la mononucleosis también se puede contagiar a través de la sangre, pero esto realmente es muy poco usual, sin embargo, si estás seguro o segura de que no te has podido contagiar de otra manera, es prudente que te realices exámenes para determinar si tienes o no tienes la infección.

Su diagnóstico se realiza a través de la alteración del ritmo normal de la sangre.  Se produce un aumento de leucocitos, y la linfocitosis se hace presente en la mayoría de los casos.

Tratamiento.

El tratamiento de la mononucleosis va más orientado a los síntomas que a la propia infección.

Usualmente se recomienda guardar reposo y dormir bastante para que la fiebre cese con la mayor rapidez posible.

También se podrían tomar medicamentos para reducirla, pero en la mayoría de los casos es mejor dejar que las defensas actúen para que así se fortalezcan, a menos que por algún infortunio llegues a pescar una infección adicional a causa de las bajas defensas. En ese caso lo mejor son los antibióticos.

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