Ejercicio físico y funciones digestivas
¿Sabes que el ejercicio físico puede afectar al proceso de digestión y esto puede afectar a tu rendimiento deportivo? Optimizar la digestión de los alimentos que tomamos y compaginar bien los horarios de las comidas y los de entrenamiento son factores importantes a tener en cuenta y que nos ayudan a sentirnos mejor y a rendir más mientras hacemos deporte.
El ejercicio físico afecta positivamente a muchas de las funciones de nuestro organismo.
Ya sabemos que es beneficioso para nuestro metabolismo, para el sistema inmunitario, para nuestro bienestar psicológico, etc.
Pero, ¿cómo afecta el deporte a nuestra función digestiva?
El deporte puede favorecer o entorpecer, todo depende de varios factores pero sobre todo de la intensidad. En general, podríamos decir que la actividad física moderada favorece la función digestiva e incluso la asimilación de nutrientes, sin embargo, el ejercicio intenso la altera considerablemente. Y obviamente un deportista con una digestión pesada o con un tránsito intestinal lento no tendrá el rendimiento optimizado.
Entonces, ¿qué sucede con nuestros procesos digestivos?
Actividad física moderada
moverse en algo natural, fisiológico y necesario. Nuestro cuerpo es una máquina diseñada para el movimiento. Es por eso que el ejercicio moderado (no extenuante en ningún caso) estimula ligeramente y favorablemente la función digestiva, mejorando la secreción de jugos estomacales, el vaciamiento gástrico y el peristaltismo intestinal. A este nivel de intensidad suave o moderada no hay una estimulación importante por lo que la vasoconstricción a nivel abdominal es muy pequeña.
Esto quiere decir que el riego sanguíneo no disminuye de forma significativa a nivel visceral y las funciones digestivas se mantienen bien. De manera que ser activos favorece que tengamos unas mejores digestiones. De ahí la utilidad de un paseo liviano después de una comida para favorecer la digestión, y también la importancia de la actividad física moderada para evitar el estreñimiento.
Actividad física intensa
Cuando el ejercicio pasa de lo moderado a ser extenuante, bien por la intensidad, bien por la duración o por ambas, las funciones digestivas sí se ven fuertemente alteradas. El estrés generado en el organismo eleva, entre otras cosas, el tono del sistema nervioso simpático de manera que se disminuyen el peristaltismo gástrico, la motilidad intestinal, la secreción de jugos y enzimas digestivos e incluso la absorción de nutrientes.
También se producen cambios en la secreción de hormonas reguladoras de la actividad digestiva.
Es por esto que hay que tener en cuenta que el deportista en este nivel de intensidad puede tener molestias digestivas si no hay un buen abordaje dietético que contemple muy bien cuándo y qué comer.
En general, habrá que evitar comidas muy cercanas a la práctica deportiva y procurar preparaciones de fácil digestión, con puntos de cocción adecuados y evitando grasas innecesarias, salsas y condimentos pesados.
Además, la actividad física intensa también puede provocar estreñimiento, agravado a veces por una falta de hidratación, de manera que también hay que procurar beber suficientes líquidos y tomar alimentos ricos en magnesio y fibra como los frutos secos, las legumbres (en cantidades pequeñas), las frutas y verduras.
Sabiendo cómo afecta nuestra propia actividad física a nuestro bienestar digestivo, podemos cuidar mucho mejor este aspecto y obtener así mejores resultados tanto a nivel de bienestar como de rendimiento.